Es bien conocida la sensibilidad que la cultura japonesa impregna en la personalidad de sus habitantes. No en vano, uno de sus festivales más famosos es el El Tsukimi , que podría traducirse como “Contemplación de la luna”. Aquí, los japoneses experimentan una completa fascinación mirando a la luna en la época del año donde esta alcanza su máximo esplendor.
Esta sensibilidad abarca todo tipo de expresión artística. En este artículo, queremos enfocarnos en el arte del teatro tradicional japonés.
El arte del teatro tradicional japonés
Japón cuenta con una escena artística única y milenaria. Es uno de los países que más tipos de teatro ha desarrollado a lo largo de los siglos. Pero dentro de ese numeroso grupo, queremos destacar dos de los más antiguos e importantes: el teatro Noh y Kyogen y el teatro Kabuki.
Teatro Noh y Kyogen
Se trata de una de las formas más antigüas de teatro en Japón, desarrollándose entre los años 1333 hasta el 1573. Son dos tipos de espectáculos teatrales muy diferentes, pero que se representan dentro de una misma función, intercalándose entre sí.
Teatro Noh (能)
Dentro del teatro tradicional japonés, el Noh es una de las manifestaciones teatrales más exquisitas del mundo. Está dirigida a la élite culta, a un público entendido.
Suelen representar un drama sutil, con una puesta en escena elegante, refinada y minimalista, siguiendo la estética japonesa. Envuelto en un halo de misterio, la escena cuestiona el destino del ser humano dentro de un mundo transitorio. Este es uno de los conceptos característicos del pensamiento budista.
En este tipo de teatro, los actores llevan máscaras para representar los diferentes personajes. Existe prácticamente un único actor, al que se le denomina Shite (el que actúa) y un co-protagonista o Waki, cuya traducción sería “el que está al lado del Shite”. Hasta bien entrado el siglo XX, los actores del teatro Noh eran exclusivamente masculinos. Los papeles de las mujeres los representaban actores masculinos que se especializaban en ese tipo de actuaciones. Eran conocidos como los hombres-mujeres del Noh.
El resultado es un espectáculo colorista donde se funden el canto, la danza y la poesía y en donde priman la belleza de los trajes, las máscaras y los movimientos. Muy diferente a cualquier representación artística occidental.
“Por su parte, el Nô, todavía cercano al mundo del rito, muestra un espectáculo solemne y refinado en el que los dioses y los espíritus son frecuentes, con gran presencia de lo fantasmal; destacan la calidad y la belleza del vestuario sobre un escenario vacío, sin telón, con un estilizado pino pintado sobre el panel del fondo; un coro sentado en escena y una pequeña orquesta de dos o tres tambores y una flauta proporcionan ambiente sonoro a una actuación que conjuga danza, canto y poesía”. Rubiera e Higashitami en “Introducción” a Tratado sobre la práctica del teatro Nô y cuatro dramas Nô de 1999, página 20.
Teatro Kyogen (狂言)
Este otro tipo de teatro tradicional japonés, se representa normalmente entre los diferentes actos del Noh.
A diferencia del este, el teatro Kyogen (“palabras locas”) son interludios cómicos donde los personajes gesticulan y se mueven de una manera mucho mas dinámica y divertida. Surgió para quitar algo de intensidad y animar las representaciones del Noh. Representan un género en sí mismos. La temática suele ser mucho más ligera, basada en las acciones de la gente cotidiana.
El personaje más característico es Taro, un sirviente muy astuto que, usando grandes dosis de humor, suele mofarse de sus amos, de sí mismo y de la realidad que le rodea.
Ambos teatros se aglutinan en el término Nogaku, aclamado mundialmente por su gran valor artístico. Esto propició que, a partir del 2001 fuera incluido por la UNESCO dentro del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Teatro Kabuki (歌舞伎)
Se trata de uno de los mas conocidos tipos de teatro tradicional japonés.
Los inicios del teatro Kabuki datan de principios del siglo XVII. Nace como alternativa a la rigidez, estatismo y minimalismo del teatro Noh y está dirigido a la clase trabajadora. Un tipo de teatro de entretenimiento, dinámico y divertido, donde la base de su argumento era la mofa de todo lo que les rodeaba.
Los símbolos de la palabra Kabuki significan cantar, bailar y habilidad, pero se cree que la palabra deriva del verbo kabuku, que significa fuera de lo común o extraño. Por eso, también puede interpretarse como teatro raro o experimental.
Otra de las diferencias con el teatro Noh es que, en sus inicios, era interpretado únicamente por mujeres. De hecho, el Kabuki lo inventó una mujer, Izumo no Okuni, una sacerdotisa de Izumo Taisha, uno de los santuarios más importantes de Japón. Gracias a sus impresionantes habilidades artísticas, Izumo viajó a diferentes partes del país, haciendo representaciones y recaudar así fondos para el santuario. Poco a poco fue creando diferentes estilos propios hasta convertir su arte en una nueva expresión teatral donde, en clave de humor, hablaba sobre el placer y la noche, temas que escandalizaban a la moralista sociedad del momento.
A partir de 1629, los escandalosos temas de las obras, junto con la sospecha de practicar la prostitución por parte de algunas actrices, hizo que el gobierno prohibiera a las mujeres actuar en las representaciones kabuki.
Fue entonces cuando surge las figura de los onnagata, hombres que escenificaban papeles de mujeres, con una majestuosa habilidad para representar ademanes y comportamientos femeninos.
Otro de los aspectos más característicos y llamativos de estas representaciones lo constituye el maquillaje de los actores. Los polvos de arroz ayudan a enfatizar las líneas faciales de los actores, lo que ayuda al espectador a sumergirse de lleno en los personajes.
Desde 2005, el teatro Kabuki se considera un bien del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Y para preservar la tradición, es frecuente que compañías de Kabuki realicen giras internacionales, con la intención de difundir tan importante legado cultural.
Un espectáculo que realmente merece la pena disfrutar, con la mente muy abierta. Debemos abandonar toda idea preconcebida sobre cualquier otro tipo de representación que hayamos disfrutado anteriormente.
La escenografía, el maquillaje, la música, los actores… todo un demostración de grandiosidad que no deja indiferente.